Los Chimanes

Los Chimanes

La organización social básica de los chimanes es la familia nuclear, en la que sólo cuentan los parientes directos, pero es abierta, pues mantiene ciertos vínculos de parentesco extendido con otras familias. La movilidad espacial de la población está íntimamente relacionada con el patrón de asentamiento y el sistema de parentesco, articulándose a menudo ambos componentes del sistema social.

El antropólogo Milton Eyzaguirre comenta que “lo más curioso de esta cultura es que no se permite el enojo. Pero cuando este sentimiento se apodera de uno de sus integrantes, lo que se hace es mandarlo al monte hasta que se le pase. Según ellos, el enojo trae mala suerte e incluso puede llamar a la muerte. También se casan entre ellos como una forma de proteger su territorio”.

Antes de la evangelización existía entre los chimanes la poligamia sororal, es decir que un varón estaba autorizado a casarse con dos hermanas. En cuanto a la formación de sus sociedades, los asentamientos más pequeños están compuestos a menudo por un solo grupo de viviendas, general mente de gente relacionada por un parentesco cercano.

Una vez consolidado un matrimonio, la nueva pareja va a vivir al lugar de residencia de la familia materna de la mujer, sistema denominado ginecoestático. Todos los chimanes hablan su idioma nativo en las actividades cotidianas, en reuniones y eventos internos.

Cuenta el antropólogo losé Tejeiro que entre los chimanes, ubicados en el suroeste del Beni, en las provincias Ballivián y Moxos, la construcción de chozas de palmeras es compartida por hombres y mujeres. “Entran al monte, cosechan las hojas de palmera, las transportan y trabajan juntos en la instalación del techo. Anteriormente esta actividad era realizada exclusivamente por el hombre, y ahora se incorpora a la mujer y a la familia debido a la demanda de esta hoja”.

Los chimanes creen en Dojity y Micha, “dos divinidades que son hermanos, uno travieso y otro formal, a los que se debe la fundación del mundo, la creación del hombre, la flora y la fauna”.

Este pueblo se caracteriza por ser respetuoso y devoto de sus creencias y costumbres. Cuenta con un vasto conocimiento de la medicina natural y tiene entre sus miembros a excelentes artesanos que elaboran diversas clases de tejidos de algodón y jatata (fibra vegetal).

La economía se basa en la pesca y la recolección de fibras para la confección de textiles. Pescan durante todo el año, siendo la época más propicia la del invierno. La agricultura es incipiente y sólo de autoconsumo. Los comestibles más cultivables son el arroz, maíz, yuca, plátano, caña de azúcar, cebolla, tomate y palta. Últimamente, para el comercio, siembran tabaco, algodón, limón y jatata, entre otros.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 6.351. Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 7.130.

Ecorregión: Amazónica

Departamento: Beni

Provincia: Ballivián, Moxos, Yacuma
MUNICIPIO: San Borja, Rurrenabaque, Santa Ana.

Comunidad: San Ambrosio, San Salvador, Rosario del Tacuaral, Jorori, Naranjal, Remanso, Socorro, San Antonio y otras.

Idioma: Chiman

Actividad Principal: Pesca y recolección de jatata.

Vías de acceso: Fluvial: se puede acceder por los ríos Maniquí, Curiraba y otros. Terrestre: por esta vía se puede llegar a las regiones del río Maniquí, arroyo Maniquí Viejo, a la del Curiraba y el río Mattos, sólo en época seca.

Los Chimanes

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Los yuracaré andan siempre en busca de la Loma Santa, la tierra sin mal que, según su mitología, Dios les tiene predestinada para que se acaben las injusticias.

Hasta inicios del siglo pasado, fue común entre los yuquis un sistema de estratificación social de amos y esclavos, o por herencia u orfandad. Pero luego de la influencia de los evangelizadores se conformó la típica familia nuclear (de fuertes lazos entre parientes directos) de pareja monogámica.

La organización social de los yaminahua tiene como pilar la familia extensa, es decir, con lazos medianos y lejanos de parentesco; actualmente debido a su sedentarización se funda en la familia nuclear, donde están sólo los parientes inmediatos, siendo el padre el jefe.

Según cuenta el antropólogo Milton Eyzaguirre, investigador del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), “en esta etnia, una mujer puede decidir la separación de su pareja e inmediatamente puede elegir a otro hombre del mismo grupo. Es la mujer la que dispone de las relaciones de matrimonio”.

La explotación de los hidrocarburos afectó enormemente a los weenhayek, etnia asentada en tierras tarijeñas, no sólo porque su población sufrió una merma debido al impacto en el medio ambiente, sino porque la presencia de las transnacionales está carcomiendo las raíces de identidad de este pueblo que siempre se consideró superior a las demás culturas del Chaco.

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Los toromona son un grupo indígena que se asentó desde hace cientos de años en el departamento de Pando, entre los ríos Madre de Dios, Toromona y Arroyo Asunta. “En la década de los 80 ya eran pocas las familias sobrevivientes que recorrían la selva amenazados por petroleros, madereros y caucheros. Nunca se tuvo contacto formal y actualmente se teme que estén al borde de quedar exterminados”, asegura el antropólogo Wigberto Rivero.

El antropólogo Álvaro Diez Astete, autor del libro Pueblos indígenas y tierras bajas, reconoce que “no existe una información precisa sobre la etnohistoria de los tapieté, porque con el paso de los años se ha subsumido en la historia del pueblo guaraní, por lo que muchas veces son considerados como una parcialidad más de esa macroetnia”.

Las referencias más antiguas sobre esta comunidad asentada en los territorios de Santa Cruz y Tarija se encuentran en documentos y censos de principios del siglo XX.