Los Cavineños

Los Cavineños

“Ellos fueron reducidos por los jesuitas y los franciscanos. Sus formas de vida están más familiarizadas con los hábitos occidentales, como la caza con escopeta de salón; pero, por otro lado, tampoco han abandonado del todo prácticas como la pesca, en la que utilizan pócimas preparadas con vegetales para adormecer a los peces”, dice el antropólogo Milton Eyzaguirre.

Según otros estudiosos, existe un alto nivel de analfabetismo entre ellos, “pero eso logra que además se conserve la fuerte tradición oral que tiene esta gente, que no sólo se pasa historias de boca en boca para mantener vivas sus raíces, sino también los conocimientos se sostienen de manera oral", según Mariano Estévez, un antropólogo argentino que realiza la investigación para su tesis en Bolivia. Tiene 32 años y convivió dos semanas con los cavineños en la región beniana.

Durante la etapa en que vivió con ellos observó el indiscutible respeto que toda la población, incluso los líderes de casta, les profesan a los ancianos, “porque son los que más saben”. Los ancianos cuentan que era común que comieran sapos —ya que el hábitat donde se ubican casi siempre es cerca de algún río, donde pescan—. Esta nación, que de acuerdo con un reporte levantado en 2004 contaba con 2.850 habitantes, conserva intactas dos cualidades que la distinguen: “su fe hacia deidades de la naturaleza y su habilidad para la artesanía textilera”.

Es así como los cavineños son muy creyentes y respetuosos de los espíritus del monte y de las aguas, a los que recurren periódicamente con invocaciones y rezos, sobre todo como pedido de buenaventura en vivienda y alimentación.

La artesanía con frutos, maderos y otros elementos de la naturaleza, gracias a la admirable habilidad de las mujeres para el tejido, con estilos y técnicas ancestrales, además de ser un patrimonio particular y un modo de identificación, les sirvió para desarrollar una pequeña pero rendidora industria.

Para su organización social, patriarcal y de respeto y obediencia indiscutibles, los indígenas eligen a un jefe, que ahora, debido a su participación plena en el sistema, se llama presidente de comunidad y llega a ser un representante más tanto en lo político, para afuera, como en lo jerárquico, internamente.

“Existen dos tipos de organización: tradicional y sociopolítica. La primera es de acuerdo con usos y tradiciones, pero la que cobra más importancia es la segunda, a partir de la que se hacen los trámites de Tierra Comunitaria de Origen (TCO). Supeditados a todo esto, vienen luego la educación, la salud y el manejo de recursos naturales”.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 601. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 2.850.

Ecorregión: Amazónica.

Departamentos: Beni y Pando

Provincias: Vaca Diez y Ballivián, Madre de Dios y Manuripi.

Municipios: Santa Rosa, Gonzalo Moreno, Reyes Manuripi, Madre de Dios, Baqueti.

Comunidades: Baqueti, Bolívar, California, Galilea, Candelaria, Misión Cavinas, Natividad, Paraíso, Peña Guarayo, Santa Catalina, San Juan, San José, San Miguel, Francia, El Choro y varias otras.

Idioma: Tacana.

Actividad Principal: Recolección, agricultura y ganadería.

Productos: Castaña, frutas silvestres, yuca, plátano y ganado.

Vías de acceso: Aérea: mediante avionetas que conectan Riberalta con algunas comunidades como Misión Cavinas, Baqueti y Francia. Terrestre: por varias sendas, que entroncan con la carretera Santa Rosa – Riberalta y unen a las comunidades entre sí, sólo transitables en época seca. Fluvial: mediante los ríos Beni, Geneshuaya y Biata.

Los Cavineños

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