Participación de Perú en la Guerra

Bolivia envió a Serapio Reyes Ortiz a Lima con el objetivo de poner en funcionamiento el tratado secreto de 1873. Era Presidente del Perú Mariano Ignacio Prado. Los peruanos habían olvidado el pacto y el entuerto no era lo más deseable, pero aceptaron el compromiso. Las autoridades chilenas, enteradas desde antes de ese pacto, se dieron cuenta de que la entrada del Perú era inminente y de igual modo que agredieron militarmente a Bolivia, el Presidente de Chile Aníbal Pinto pidió autorización a su congreso para declarar la guerra y oficialmente la declaró el 6 de abril de 1879.

Perú cargó los gastos bélicos a Bolivia con el argumento de que se unía a nuestro país para defender los territorios bolivianos tomados por Chile y no su propia heredad. Después de ardua negociación se avino a recibir como pago el 50 % de las rentas aduaneras de Bolivia hasta un máximo de 400.000 pesos.

Chile intentó desde el principio de la guerra romper la alianza.  El canciller chileno Santa María buscó convencer a Bolivia de abandonar al Perú y aliarse con Chile, para ello pidió al prestigioso historiador boliviano afincado en Santiago Gabriel René Moreno, llevarle al Presidente Daza un documento que se conoció como las “Bases Chilenas” para un acuerdo con Bolivia.

René Moreno cumplió con el cometido convencido de que se trataba de una responsabilidad patriótica hacer conocer ese punto de vista al mandatario.  Las bases se pueden resumir en: 1 Chile y Bolivia se alían en contra del Perú. 2. Bolivia reconoce la soberanía chilena hasta el paralelo 23.  3. Chile se compromete a ayudar a Bolivia a apropiarse de parte de la costa peruana (Tacna y Arica).  4. Chile proporcionará a Bolivia armas y dinero para la guerra.

Daza después de conocer la propuesta la rechazó de plano encargándole a René Moreno llevar el mensaje a Santa María.  Por esta misión el intelectual cruceño fue acusado en diversos círculos del país.

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El gobierno de Gutiérrez Guerra vivió en la zozobra permanente.

Los conservadores eran católicos por tradición. Quizás el más importante de ellos fue Mariano Baptista que dio muestras muy claras de su catolicismo, antes y durante su presidencia. No se puede olvidar tampoco la egregia figura de Juan de Dios Bosque (1829-1890). La confrontación estado iglesia se presentó cuando subió al poder el liberalismo. Muchos eclesiásticos del país, tanto regulares como seculares confundieron liberalismo con socialismo y otro tanto sucedió con el propio concepto de democracia, que a muchos religiosos les sonaba a anarquía.

El nacimiento de un movimiento obrero y sindical en el país fue producto del paso de un sistema de producción pre capitalista al desarrollo y modernización de la industria, particularmente minera, coincidente con el advenimiento liberal. A pesar de ese cambio Bolivia nunca contó con un proletariado significativo, pues no pudo desarrollar una industria importante como lo que tuvieron algunas otras naciones sudamericanas.

El agotamiento de los yacimientos estañíferos de Europa y la demanda de la industria norteamericana y europea que contaba con el estaño como un elemento ideal para aleaciones (hojalata, papel metálico, conservas y un largo, etc.), fueron los activadores del auge minero boliviano en el período 1900-1940.

Patiño es, sin ninguna duda, una de las figuras centrales de la historia boliviana. A su alrededor se teje buena parte del siglo XX en el país y se establece el destino de cientos de miles de bolivianos.

Durante el gobierno de Gutiérrez Guerra el efecto sobre el área rural de la ley 1880 se podía apreciar muy bien con la constatación de que el estado había concebido hasta 1919, 13,4 millones de hectáreas en los ocho departamentos y enl os tres territorios de colonias (Noroeste, Chaco y Oriente).  La recaudación de impuestos (1/2 centavo por hectarea de tierra baldía) alcanzó por este rubro 1,2 millones de Bolivianos en 1918.

Si bien Tamayo es conocido como uno de los grandes poetas de Bolivia, su compilación sobre temas pedagógicos, es ya un clásico y su actividad politica de una intensidad excepcional. Las ideas de Tamayo confontarón las de Arguedas y abrierón un gran debate en el país.