Batalla de Ingavi

El General Agustín Gamarra con un ejército muy numeroso en hombres y bien armado, atravesó la frontera y penetró en Bolivia posesionándose cerca de La Paz. Mientras tanto Ballivián, cuyo ejército era menor pese al refuerzo de Velasco, viajó hacia el sur llegando hasta Calamarca. De allí volvió al teatro de operaciones (la zona de Viacha) y enfrentó a Gamarra en los llanos de Ingavi. Al enfrentarse al enemigo hizo a su ejército una arenga de encendido patriotismo concluyendo con la famosa frase: “Soldados, los enemigos que tenéis al frente desaparecerán como las nubes cuando las bate el viento”. Algunos analistas peruanos critican la débil estrategia empleada por el general Gamarra que fue vencido en Ingavi perdiendo la vida en el combate. Numerosos soldados y jefes peruanos fueron hechos prisioneros, entre ellos el comandante en jefe del ejército peruano don Ramón Castilla quien pisó un par de años de cautiverio en Santa Cruz y recién regresó a su patria en 1842, de la que fue Presidente en 1845. Desde ese cargo se entendió con Ballivián.

La batalla de Ingavi determinó la separación definitiva de Bolivia y Perú. Para la primera significó la consolidación como nación, sellando definitivamente su independencia. La entrada de Ballivián hasta Puno no significó sino la firma de un tratado de paz entre ambas naciones. A diferencia del jefe peruano al que había derrotado y muerto el caudillo de Ingavi no se anexó la parte del sur del Perú que había ocupado, ni siquiera pidió compensaciones por gastos de guerra.

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El gobierno de Gutiérrez Guerra vivió en la zozobra permanente.

Los conservadores eran católicos por tradición. Quizás el más importante de ellos fue Mariano Baptista que dio muestras muy claras de su catolicismo, antes y durante su presidencia. No se puede olvidar tampoco la egregia figura de Juan de Dios Bosque (1829-1890). La confrontación estado iglesia se presentó cuando subió al poder el liberalismo. Muchos eclesiásticos del país, tanto regulares como seculares confundieron liberalismo con socialismo y otro tanto sucedió con el propio concepto de democracia, que a muchos religiosos les sonaba a anarquía.

El nacimiento de un movimiento obrero y sindical en el país fue producto del paso de un sistema de producción pre capitalista al desarrollo y modernización de la industria, particularmente minera, coincidente con el advenimiento liberal. A pesar de ese cambio Bolivia nunca contó con un proletariado significativo, pues no pudo desarrollar una industria importante como lo que tuvieron algunas otras naciones sudamericanas.

El agotamiento de los yacimientos estañíferos de Europa y la demanda de la industria norteamericana y europea que contaba con el estaño como un elemento ideal para aleaciones (hojalata, papel metálico, conservas y un largo, etc.), fueron los activadores del auge minero boliviano en el período 1900-1940.

Patiño es, sin ninguna duda, una de las figuras centrales de la historia boliviana. A su alrededor se teje buena parte del siglo XX en el país y se establece el destino de cientos de miles de bolivianos.

Durante el gobierno de Gutiérrez Guerra el efecto sobre el área rural de la ley 1880 se podía apreciar muy bien con la constatación de que el estado había concebido hasta 1919, 13,4 millones de hectáreas en los ocho departamentos y enl os tres territorios de colonias (Noroeste, Chaco y Oriente).  La recaudación de impuestos (1/2 centavo por hectarea de tierra baldía) alcanzó por este rubro 1,2 millones de Bolivianos en 1918.

Si bien Tamayo es conocido como uno de los grandes poetas de Bolivia, su compilación sobre temas pedagógicos, es ya un clásico y su actividad politica de una intensidad excepcional. Las ideas de Tamayo confontarón las de Arguedas y abrierón un gran debate en el país.